jueves, 10 de noviembre de 2016

ALIMENTAR AL ALMA
Hace unos días  hablaba con un amigo psicólogo, como muchas otras veces con él, de esas veces en que un@ tiene “constantemente hambre” . Es un tema bastante recurrente, él trabaja con personas que sufren trastornos relacionados con la alimentación  y siempre nos apasionó   darle vueltas  y vueltas a ese tema, encontrar paralelismos y relacionar ese hambre física con hambre emocional, ese “negarse a comer” con “negarse a vivir…” y sacarle punta a múltiples anécdotas profesionales y personales, que en torno a comida, amor, emoción relaciones, sexualidad… etc etc . También me hablaba mi  amigo de etología, de la típica  reeducación de los  perros que  no obedecen a sus “amos” de cómo  los animales son fieles a su instinto etc.
Comentábamos  que un perro,  no solo no necesita para dormir una mullida camita al lado de su dueñ@ sino que es contraproducente, ya que por instinto, confundirá cuál es su posición, y querrá competir con el “líder” de la manada/ familia, habitualmente haciendo lo que le da la gana ante la desesperación de sus dueñ@s.
Concluíamos que para no confundir al  perro lo mejor es que duerma en un  cartón de toda la vida, en el suelo, y así tanto el perro como los humanos sabrán la posición de cada cual. Me resulta muy curioso la “pseudohumanización”  a la que pretenden a esas mascotas y cómo crean pequeños monstruos que llevar luego a una supernany para reeducar.

También hablábamos de que las claves para educar a la mascota,  y entre otras cosas que aprenda  cuál es su lugar y  sienta que efectivamente ese es SU LUGAR,  son: la comida, la sexualidad, y el descanso. Si estos tres factores están en orden, el perro sabrá cuál es  su lugar y estará feliz en él.  Si el perro no está en su lugar, se manifestará en la alimentación, sexualidad y en la pauta de descanso. Y ya inevitable la extrapolación, a colación de los trastornos de conducta alimentaria, y otros como depresión-ansiedad… si el human@ en este caso, no está en el lugar (aquí hablamos de espacios físicos o emocionales-relacionales...) que debe, lo va a manifestar en la comida, en el sueño, en la sexualidad-relación con otros.

Como digo son temas que nos apasionan a mi amigo y a mí, la comida, el amor, la sexualidad, la dependencia-independencia, la ansiedad, cómo calmarla, cómo taparla atiborrándonos con comida…etc etc.

En el cuento “Las zapatillas rojas” se hace referencia al  hambre del alma que equivale a estar siempre desesperadamente hambrient@s.
En general en “Mujeres que corren con los lobos” se hace referencia constantemente a la mujer, pero  muchas situaciones y procesos son atribuibles indistintamente a mujeres u hombres.
En el comentario posterior al cuento, se nos habla de “sentir un hambre voraz por cualquier cosa que haga sentir a la persona nuevamente viva” , en referencia a la situación que se da cuando alguien  ha sido “capturado”. Se entiende por  “ser capturado” como el  abandono de su alegría y vida significativa, instintiva y salvaje. Este abandono ocurre de múltiples maneras: en principio, lo que nos hace felices tejer  nuestra vida a mano, esto significa, que creamos nuestras vidas a medida que avanzamos y hacemos lo mejor que podemos. Pero llega un momento en que nos decimos: "eso es muy duro, demasiado. Mira qué bonito es eso o aquello de allí. Parece más fácil, más agradable, más atractivo." De repente, se acerca “el carruaje dorado ” del cuento, se abre la portezuela,  y subimos. Nos han seducido. Es aquí, donde abandonamos nuestra vida a mano, lo que nos daba alegría significativa e instintiva.  La persona ha sido capturada y  como digo, en esta captura poco a poco, deja de sentirse viva. Y se da  la consecuente pérdida de instinto natural. Algunos síntomas de pérdida de instinto natural son: no percatarnos de las propias necesidades, de cuándo hay que huír o volver... No percibir cuándo es suficiente de “algo”. Ni cuándo necesitamos dar un paso más o esperar. Que nos cueste pedir ayuda. Exager o tapar el reconocimiento de las sensaciones de satisfacción, disgusto, recelo y cautela y el impulso de amar plena y libremente... y en consecuencia,   no saber lo que hay  que hacer.
A mí me gusta mucho la metáfora que se hace en el cuento: “… La persona que  siente  hambre de la auténtica vida del alma puede dar la impresión de estar "limpia y peinada" por fuera, pero por dentro ESTÁ LLEN@ DE DOCENAS DE MANOS SUPLICANTES Y BOCAS VACÍAS…y aceptará algo, cualquier cosa, que parezca similar al tesoro inicial. ” . 
Así,  aceptará cualquier tipo de alimento  sin importarle su estado o su efecto,  y como  necesita compensar las pérdidas del pasado aceptará mucho y si es posiblé más … Porque tiene hambre insaciable.

Pero hay esperanza. Como sigue el cuento, “…por muy terrible que sea la situación, el Yo salvaje intentará salvarnos una y otra vez. Murmura y arrastra nuestros esqueletos sin carne (hambrientos) de acá para allá en nuestros sueños nocturnos hasta conseguir que seamos concientes de nuestra situación y demos los pasos necesarios para recuperar el tesoro…”.

Para apartarse de este camino polarizado, hay que abandonar el fingimiento. Vivir una existencia falsificada del alma jamás da resultado. Vale más vivir al máximo y lo mejor que se pueda y dejar de robar falsificaciones. Buscando  lo que es significativo y saludable.

Volviendo a la etología. En en el análisis del cuento, vemos cómo el lobo siempre ha sido considerado un animal cruel y voraz, matando por matar sin darse jamás por satisfecho. Tiene una malísima e injusta fama tanto en los cuentos de hadas como en la vida real. En realidad los lobos son unas abnegadas criaturas sociales. Toda la manada está instintivamente organizada de tal manera que los lobos sanos sólo matan aquello que necesitan para sobrevivir. Ellos no se atiborran, excepto cuando algún lobo en particular o toda la manada sufre un trauma o tras un período de hambre. La idea de que el hambre puede alterar el comportamiento de las criaturas es una metáfora muy significativa de las personas  que se mueren de hambre emocional. Y también, en la alimentación, (igual que en la sexualidad-relaciones, y sueño, como comentaba al principio…) manifestamos ese hambre emocional, ese abandono de  aquello que nos hacía sentir realmente yo, nuestra alma. Es hambre de alma. Y este hambre hace que el juicio se obnubile y nos dediquemos compulsivamente a actividades, nos privemos para ello de sueño, de descanso, de relaciones, de lo bueno para nosotros... Tenemos hambre de alma y nos atiborramos de actividades o comida pretendiendo  autosatisfacernos y llenar el hueco que dejó el alma... Aquí el alimento no cumple su función de nutrir. Sino que sustituye al alma, esa es de la que  tenemos hambre. Y si nuestros instintos estuvieran sanos, comeríamos para nutrirnos y no para llenar el hueco que dejó el alma, esa que nos hace sentir que existimos.
Los animales cautivos trastocan sus instintos. Les cuesta muchas veces procrear, entran en un aletargamiento, una pseudodepresión, sus comportamientos importantes para la vida (sueño, sexualidad, alimento...) se enrarecen, algo va mal.
Encontrar la manera de salir del cautiverio, cada uno, el suyo. Que nuestra alma salga del rincón en donde se quedó asustada y vuelva.
Una vez mi amigo psicólogo preparó una conferencia en donde hablaba de todo esto. Tejió la conferencia a mano,  poniendo su alma, durante algunos días, dedicándose a ello, como él hace las cosas. Luego se la  regaló a una  audiencia que, esperando   oír que una persona es un cúmulo de conductas que se pueden diseccionar, y que la anorexia es consecuencia de lo que nos venden  las marcas de moda, se encontró y quedó encantada, con otra visión. Él habló de recuperar la conexión esa energía que fluye y nos alimenta, y nos aglutina como un pegamento a nuestra alma. Habló recuperar el AMOR así, con mayúsculas. Y se quedó tan tranquilo.   Gracias por esa conferencia.



Por cierto a mi amigo y a mí nos encanta comer juntos. Y a mí, me encanta comer  todo lo que él me prepara. 
La imagen es de Jesús Piña

miércoles, 12 de octubre de 2016


RECOGER  E IRSE
Una parte de mí lo niega. Busca otras causas. No escucha. Escucha y busca otras causas. Sabe que todo se va a arreglar. Tiene fe en que todo se va arreglar. Espera. Se queda quieta. Mira para otro lado. Inventa un plan. Quiere despertar. Intenta dormir. Pretende que esto pase rápido. Imagina que el tiempo pasa rápido. Se da cuenta de que solo quedan los huesos. Recoge esos pedazos y los intenta reconstruir. Recoge los pedazos y se los lleva. Y se pregunta escuchando a Clarissa Pinkola Estés, ¿Qué es lo que hoy tiene que morir? ¿Qué tiene que vivir? Y, si no ahora, ¿cuándo? 

domingo, 7 de agosto de 2016

7.08




"El Dios Sol", de Diego Rivera
Cada noche ella le espera. Se embelesa mirándole, su vida gira en torno a él. 3 años de relación aunque ella tiene la extraña certeza de conocerlo hace una eternidad, desde el comienzo del tiempo. Su poderosa energía le atrae, se reencuentran en vidas. Discutieron, ella quiere más tiempo juntos. Él, sin explicaciones, NO. Estaba triste, creía haberlo perdido. Hasta que como cada día, él llegó por el este. Se abrazaron. Amaneció.