Ir por la vida en modo automático, repetir los mismos hábitos, tener las mismas conversaciones con las mismas personas, ver TV, emitir esas opiniones siempre tan fundadas... todo eso te hace sentir seguridad sí, es lo conocido, pero... también es cierto que te atrapa en un status quo extraño, que te aliena de esa vida imprevisible, que te está esperando ahí. ¿Acaso creemos que vamos a vivir eternamente? Parece ser, dicen, que no, que un día acabará todo, (eso dice Don Juan Matus): "...Mi interés ha sido convencerte de que debes hacerte responsable por estar aquí, en este maravilloso mundo, en este maravilloso desierto, en este maravilloso tiempo. De que debes aprender a hacer que cada acto cuente, pues vas a estar aquí sólo un rato corto, de hecho, muy corto para presenciar todas las maravillas que existen. Si no crees que tu vida va a durar para siempre, ¿qué cosa esperas? ¿Por qué titubeas en cambiar? ¡No tienes tiempo para este juego, idiota! Esto que estás haciendo ahora, puede ser tu última batalla sobre la tierra. No tienes tiempo, amigo mío. Ninguno de nosotros tiene tiempo. No me des la razón por las puras. En vez de estar de acuerdo tan fácilmente, debes actuar. Hay una extraña felicidad ardiente en actuar con el pleno conocimiento de que no hay tiempo, de que lo que uno está haciendo puede muy bien ser su último acto sobre la tierra..."
